Liz trata de recuperarse de un trauma emocional importante cuando de repente una chica desconocida irrumpe en su casa y dice ser la hija de su marido, el resultado de una relación pasada de este. Liz intenta superar la impresión y acceder a la niña vive con ellos mientras espera a llegar los resultados de las pruebas de paternidad. Sin embargo, la coexistencia de la chica con el matrimonio no traerá más problemas hasta el punto de que la situación es insostenible, e incluso violento.