Leila y David no se conocen, pero tienen la misma opinión sobre el sexo. Ellos lo toman como una necesidad básica y una forma de comunicación. En una fiesta privada que son y mientras ella mantiene relaciones con un desconocido, ve David está haciendo lo mismo con su novia, mientras mira a ella. En ese momento surge la atracción entre ellos y, inevitablemente, una
aventura sexual que va a terminar de cruzar la línea de la física para llegar a los sentimientos más profundos.