Joven e idealista, Amaro se sintió llamado al sacerdocio y movido por su amistad con el obispo, que entra en el seminario de los Reyes, donde estudió bajo la dirección del padre Benito. Entonces conoce a Amelia, una joven pura y religiosa. Unidos por la misma fe, los dos jóvenes se van acercando cada vez más. La tentación es grande y el destino no les traerá cosas fáciles. Va a descubrir si el infierno está en la negación o en ausencia de amor.