Erika (Isabelle Huppert) es una profesora de piano cuarentona que vive con su madre (Annie Girardot), una señora cuyas únicas motivaciones para seguir viviendo son el hipotético futuro que ella ha construido para su hija como gran concertista de piano, y la bebida en la que disuelve sus abundantes ratos de soledad contra un televisor. Erika oculta a su madre, que se obstina en tenerla permanentemente controlada, sus oscuras relaciones con el sexo: sus visitas a cabinas de sex-shops, sus experiencias voyeurísticas o sus preferencias masoquistas.