Cuando, en 1979, la embajada de los Estados Unidos en Teherán fue ocupada por un grupo de iraníes, la CIA y el gobierno canadiense organizaron una operación para rescatar a seis diplomáticos estadounidenses. Con este fin se recurrió a un experto en el arte del disfraz y se preparó el escenario para el rodaje de una película (Argo), en la que participaba un equipo de cazatalentos de Hollywood.