Arrancado de los brazos de su madre por Bart, Danny sólo conoce el mundo que éste le ha mostrado: la habitación en la que vive y los actos de violencia que se ve obligado a cometer cuando las personas a las que Bart presta dinero se retrasan en el pago. Danny es, pues, un hombre adiestrado como un perro para obedecer las órdenes de su amo sin rechistar.