Para combatir los incesantes ataques demoniacos a la población, según los informes de El Vaticano, hacen que la iglesia católica reabra en secreto escuelas de exorcismo para formar a los sacerdotes en el rito sagrado. La hermana Ann, que cree fervientemente que realizar exorcismos es su vocación, desea poder ejercer el ritual a pesar de que solo se les permite a los sacerdotes.