Cristian Quintanilla y Julia eran dos hermanos que estaban fascinados por los fenómenos paranormales. El 4 de abril de 2010, la policía encontró su cuerpo en la casa de verano de la
familia en Sitges, donde se guardaban las cintas de película con el material grabado. Los dos habían viajado durante las vacaciones a la zona para investigar la leyenda de Melinda, una niña que desapareció hace décadas y cuyo fantasma todavía tienen que aparecen.