Ángela Vidal, la joven periodista que entró en el edificio con los bomberos, se las arregla para salir viva. Las autoridades no se fían de que pueda ser portadora de la extraña infección, así que la ponen en cuarentena en una instalación de alta seguridad, un antiguo petrolero situado en las aguas de Gran Canaria, donde la joven es examinada e interrogada.