Después de la muerte de su padre, Kale (Shia LaBeouf) se convierte en un chico silencioso, huraño, retraído y perturbado hasta el punto de que el juez ordena su arresto domiciliario. Su madre Julie (Carrie-Anne Moss) trabaja día y noche para mantener la casa, pero su único agradecimiento es la indiferencia y el letargo.