Escocia, 1865. Un viejo pastor y su pequeño terrier llamado Skye mantienen una intensa relación de amistad desde hace muchos años. Cuando el dueño de los pequeños movimientos de Edimburgo, muere de neumonía. Lejos de olvidar, Skye se mantiene fiel a su amo y hace todo lo posible para no ser tomado por cualquier persona. A pesar de que los cementerios no mascotas, el perro duerme todas las noches junto a su tumba. La situación se complica cuando el alcalde debe decidir qué hacer con el animal.