En una ciudad costera del norte de España, a la que el desarrollo industrial ha hecho crecer desaforadamente, un grupo de hombres recorren cada día sus empinadas calles, buscando salidas de emergencia. Son funambulistas de fin de mes, sin red y sin público, sin aplausos al final; viven en la cuerda floja del trabajo precario y sobreviven gracias a sus pequeñas alegrías y ruti.