En 66, Warren Schmidt se retira y, al mismo tiempo, se pierde toda perspectiva. La repentina muerte de su esposa un par de semanas más tarde, sólo sirve para empeorar las cosas. Entonces comienza a mantener una correspondencia con Ndugu, un niño de Tanzania que he tutelado por veinte dólares al mes y sirve como un confidente. Un día, cabezas Warren a Nebraska, donde Jeannie, su única hija, que está a punto de casarse con vida. Entre un futuro hijo que no aprecia demasiado y una vida que parece cada vez más amargo, el viejo se trata de averiguar cuál es su lugar. El camino promete ser larga, llena de encuentros y recuerdos inesperados.