Enrique Hudson y Séverine Serizy se vuelvan a cruzar con el misterio de un secreto que sólo conoce el personaje masculino cuya divulgación es esencial para el personaje femenino. Aunque ella lo evita, sigue sus pasos hasta que finalmente llega a prestar atención a confesar su intención de revelar el secreto. Fijar una fecha, una cena durante la cual, ahora viuda, aguarda la esperada revelación: lo que dijo a su marido cuando éste estaba mudo y paralizado por un disparo efectuado por un amante de ella. La situación es tensa y ella termina por no saber lo que realmente sucedió. Por último, la sigue y le hace enfrentarse a su pasado; sádicamente toma un lento y doloroso para su venganza.