Chris y Lisa se mueven a su nuevo hogar, convirtiendo su sueño en realidad. Sin embargo, los dos niños pronto se convierten en el blanco de su vecino, un oficial de policía que se declara estricta responsable de la seguridad del barrio y que desaprueba su relación interracial. Sus patrullas nocturnas y monitoreo constante proporcionan una sensación de seguridad para el resto de los vecinos, mientras que la pareja se ve cada vez más asediado. Cuando Chris y Lisa deciden a tomar represalias, lo que provocó una espiral infernal que nadie puede detener.