Basado en la novela de Fernando Bordewijk, esta película trata el tema de las relaciones humanas, específicamente habla de lo complicado que son a veces las relaciones frustradas entre padre e hijo, hasta entonces anónimo. En los años 20 Países Bajos, Joba (Bettu Shuurman), un ama de casa, y el Señor para los que trabajan, Dreverhaven (Ene Decleir), mantienen una relación sexual fugaz, un hecho que cambiará para siempre la vida de ambos. Cuando ella se ve hinchada como un globo ya punto de dar a luz, ella decide abandonar la ciudad, a lo lejos, la vida y cuidar de su pequeño bebé. Más tarde, el joven Katadreuffe (Fedja van Huet), se encuentra con su padre, que resulta ser un completo desconocido para él. Dreverhaven, además de ser fría e intolerante de cualquier sugerencia de su hijo, niega ser su padre. Por lo tanto, la relación de los dos será un verdadero ejemplo de cómo la frustración puede obtener la confrontación de dos personas que, a lo largo de los años, se acaban de conocer.