La línea entre el bien y el mal, entre la policía y los delincuentes, es muy delgada en la 'Ley 627'. Los actores que protagonizan la película han pasado mucho tiempo en la calle para saber que la ley no es del todo aplicable a los camellos, alcohólicos y barrio de los delincuentes, por lo que realizar su trabajo de mala gana y pensando en los problemas más ligeros y personales que defender la justicia y la seguridad de los ciudadanos . En las raras ocasiones se tratan de actuar impecablemente que hacer frente a obstáculos burocráticos y los procedimientos oficiales prácticamente insuperables.