Gregorio es un banquero muy conservador, muy del Real Madrid y muy gruñón cuya mujer fallece repentinamente y este tendrá que cumplir su última voluntad, que es esparcir sus cenizas en el Guadalquivir. Para llevar a cabo su tarea, Gregorio deberá pasar un fin de semana en Sanlúcar de Barrameda con sus hijos.