A los Nohara se les hace la boca agua pensando en el festín de la noche: han comprado chuletones de la mejor calidad para disfrutar de una cena especial. Pero la felicidad no dura eternamente y lo descubren por la vía rápida cuando un extraño, que se cuela en su casa antes del banquete, se convierte en el detonante de su peor pesadilla: ¡los Nohara son unos criminales!.