Una Roma repleta de políticos, malhechores, figuras de las instituciones, eclesiásticos y mafiosos que, en lugar de verse perjudicados por los escándalos de corrupción, aumentan de manera exponencial: una gangster movie que refleja el final de una era, de un mundo político y un mundo criminal que se está convirtiendo en otra cosa, aún no sabemos bien en qué, y que, por tanto, se agita dejando a su paso restos de sangre a la espera de una especie de nuevo orden, lo define el director.